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Compras públicas con enfoque de género: Las brechas por resolver

Por Jorge Rubio Soto

Diferentes estudios a la fecha han avalado que la aplicación de medidas que fortalecen y promueven la participación de mujeres en los diversos sectores de la economía de un país, fortalece y dinamiza los mercados en diferentes niveles.

 

Una de las tantas problemáticas al momento de conversar sobre desigualdades y perspectiva de género, es la enorme brecha económica que existe hacia las mujeres. Muy comentado es la diferencia de salarios entre hombres y mujeres por el mismo trabajo. Lo mismo pasa con su participación en el sector de las compras públicas.

Hasta la fecha son pocos los estudios que se han realizado respecto a la participación de mujeres como proveedoras del Estado o que lideran empresas que hacen este trabajo. En el año 2019, la fundación Comunidad Mujer publicó un boletín con datos levantados junto a la dirección de ChileCompra, sobre la participación de mujeres en Mercado Público.

La publicación llamada “Compras públicas con enfoque de género: un caso de éxito para el desarrollo sostenible” es el resultado de un largo trabajo realizado entre los años 2014 y 2018, y es uno de los pocos documentos más recientes que tenemos para estudiar este ámbito del sector.

El estudio realiza un profundo análisis sobre cómo, las distintas instituciones involucradas en los procesos de compras públicas, han instalado diferentes iniciativas para promover e incentivar la participación femenina. Contextualiza y compara la situación local con otros países que han innovado en la reducción de las desigualdades de género. Y, además, entrega directrices sobre los diferentes caminos que se pueden tomar para lograrlo en Chile.

Sostén de la sociedad

 

Está más que comprobado que la participación de mujeres en sectores económicos son un potente catalizador para mejorar indicadores de empleos e ingresos. Es testimonio común la cantidad de hogares en Chile y Latinoamérica donde la principal fuente de sustento es el trabajo liderado por jefas de familia.

En el 2015, el Banco Interamericano de Desarrollo declaraba en su informe anual que el fortalecimiento de emprendimientos liderados por mujeres tiene un efecto dinamizador en el crecimiento económico. Se estimó que el 5% del crecimiento promedio alcanzado en Latinoamérica entre 2002 y 2008, fue producto de la inserción laboral de más de 70 millones de mujeres en los últimos 20 años.

Sin embargo, y pese a todos estos pronósticos y testimonios, aún existe un rango amplio que cubrir en ventas públicas. Al año 2017, solo el 36% de las personas naturales registradas como proveedoras en Mercado Público eran mujeres. Del total anual de adjudicaciones de ese año, ellas solo representan el 27,4% de participación en las ventas al Estado. 

Otro punto importante que está evidenciado en el estudio es que 3 de cada 10 personas jurídicas inscritas en Mercado Público son empresas lideradas por mujeres. En este segmento, cerca del 57% de contrataciones públicas eran para empresas con liderazgo femenino, pero los montos son considerablemente menores. 

Dejando espacio a duda, estas cifras podrían ser sólo nominales. Una de las fortalezas de Mercado Público es la amplia accesibilidad de cada ciudadano para registrarse en el sistema. Considerando los baches que presenta su plataforma y lo difícil que resulta adjudicar cualquier contratación, la participación femenina podría ser mucho menor.

¿Qué se está haciendo al respecto?

 

A la fecha, son pocos los países que han tomado medidas en ámbitos como la contratación pública con enfoque paritario. El International Trade Center señaló en el 2014 que “el impulso de la participación económica de las mujeres no es solo justa, sino también constituye un buen negocio para las naciones”. Chile está dentro de uno de ellas.

En el año 2016, la Dirección de ChileCompra creó el Sello Empresa Mujer que funciona como apoyo y fomento a la participación de mujeres como proveedoras del Estado. Consiste en una especie de certificación que otorga ventaja a las empresas que lo tienen, en especial dentro de los criterios de evaluación. De esta forma, se incentiva la contratación femenina desde las bases de una orden de compra. 

Además, existen diferentes programas de capacitación para mujeres que ofrecen sus bienes y servicios al Estado. Clases presenciales y virtuales buscaron acercar y fortalecer los conocimientos en procesos de compras públicas. Aún así, las brechas siguen siendo significativas y los esfuerzos aún no logran ser suficientes para emparejar la cancha. 

En este sentido, la participación femenina en las ventas públicas puede resultar un camino fértil para disminuir desigualdades históricas. Mercado Público ofrece a diario una infinidad de oportunidades. Construirlo en un espacio igualitario es el desafío.