Es cierto que Mercado Público es una fuente inagotable de oportunidades de negocio, pero ¿cómo hacerlo más atractivo para las empresas que podrían vender en él?
El otro día un post de LinkedIn me dejó pensando. La autora exponía sobre las inmensas oportunidades que hay en Mercado Público para las startup chilenas que trabajan en soluciones innovadoras, pero que, por alguna razón, no están siendo aprovechadas. El problema podría estar en el poco conocimiento que tiene el Estado de ellas o la falta de interés de las empresas tecnológicas en participar de las ventas públicas.
Dentro de toda la discusión que generó la publicación, surgían muchas hipótesis relacionadas a las dificultades que presenta el sistema, la lentitud en los pagos y la idea de que participar de licitaciones públicas son procesos largos y engorrosos. La sobre oferta que hay en Mercado Público es atractiva por sí misma, y también es abrumadora.
Pero más allá de eso, hay un asunto que siempre queda olvidado: ¿Qué se hace para que Mercado Público sea más atractivo? ¿Cuánto se habla de ventas públicas? ¿Cómo lograr que empresas de todos los tamaños y rubros, como el de la tecnología e innovación, vean este mar de oportunidades como algo atractivo para ellas?
La sensualidad de Mercado Público
Sería injusto afirmar que la Dirección de ChileCompra no ha hecho los esfuerzos por incentivar la participación de más y nuevos proveedores en Mercado Público. Diversas iniciativas que van desde capacitaciones mensuales hasta la creación y modificación de nuevas modalidades; todo para darle más dinamismo y competitividad a un sistema que mueve miles de millones al año.
Tampoco es un misterio que el sistema sí presenta varios problemas que son mucho más estructurales. Sobre todo aquellos que hacen mucho más tedioso el hallazgo de negocios y oportunidades para cada empresa en específico. Esto mismo disminuye las posibilidades a aquellas empresas que buscan vender al Estado. Y también se transforman en la principal desmotivación para seguir intentándolo.
Una salida fácil a promover más participación o hacer más conocido el sector de las compras públicas dentro del mundo empresarial, sería levantar campañas comunicacionales enfocadas en la difusión de Mercado Público. Es algo que sirve, que posiciona al sistema y lo acerca a públicos que desconocen esta fuente de ingresos. Pero, ¿de qué serviría atraer a un público masivo a un sistema que no hace fácil adentrarse en él? Sería contraproducente.
Es ahí donde entran los terceros. Iniciativas privadas que buscan solucionar los problemas administrativos, informáticos y técnicos de la plataforma pública. Así lo hemos hecho en LicitaLAB. Potenciados en la ciencia de datos, hemos logrado desenredar la información y mostrar un sinfín de oportunidades y estadísticas que antes nuestros usuarios no veían. Y, con información en mano, acercarlos a competir en igualdad de condiciones.
¿Qué quiero decir con esto, más allá del autobombo? Que con un poco de tecnología es posible hallar la sensualidad de Mercado Público. Es a través de la innovación que se logran derribar las barreras que frenan la actividad de los proveedores más pequeños y aquellos provenientes de los rubros que modernizan al Estado. Y así volver a encantar al mundo empresarial con los beneficios que trae ser proveedor público.
La prioridad del Estado está en asegurar la transparencia de las compras estatales. Hoy son los intermediarios quienes cumplen el rol de facilitar e inyectar competitividad en la plataforma. Así, lograr conversar de forma más abierta y segura sobre las bondades del sistema. Donde, si se cierra una puerta, al otro día se abren muchas más.